Sunday, September 21, 2008

FESTIVIDAD DE SAN MATEO

APOSTOL Y EVANGELISTA

21 DE SEPTIEMBRE DE 2008

Queridos Hermanos:

San Mateo era un recaudador de impuestos. Posición detestada por los Israelitas porque significaba una constante forma de recordarles que ya no eran libres e independientes. Estaban forzados a pagar tributo.

Cristo fue acusado al darle la bienvenida a tales pecadores y comer con ellos.

Cristo les recordó que Dios desea más la misericordia en lugar del sacrificio.

La mayoría de los sacrificios no son aceptados ante Dios porque quienes los ofrecen no tienen o buscan la virtud de la misericordia.

La misericordia es la manifestación externa del amor. Y como ya sabemos el amor es el mayor de los mandamientos. La conclusión aparece como aparente cuando conocemos la relación entre el amor y la misericordia.

¿Puede alguien decir que ama, si le falta la misericordia? ¿Cómo puede alguien decir que ama a su prójimo si falla al mostrarle misericordia en el momento de necesidad? ¿Y cómo puede alguien decir que ama a Dios, a quien no puede ver, si no puede amar a su prójimo que sí puede ver?

El sacrificio es necesario. Los sacrificios de animales, fue mandatorio en el Antiguo Testamento.

En el Nuevo, Cristo lo ha remplazado con el Nuevo Sacrificio – Su sacrificio en la Cruz y su continuidad en el Santo Sacrificio de la Misa.

Cuando ofrecemos este sacrificio, ofrecemos a Dios nuestro amor y adoración, acción de gracias, reparación y petición. Para que este Sacrificio sea meritorio debemos ofrecerlo con amor. Los beneficios de la Misa son demasiado numerosos y grandes para nosotros, desear restringirlos para un solo propósito. La santa Misa es ofrecida por los vivos y muertos. Este es un acto de misericordia – un acto de amor.

En el antiguo testamento los sacrificios fueron frecuentemente carentes de cualquier pensamiento de misericordia o amor. Fueron degenerando en un ritual esclavizado, siguiendo la ley de la letra en lugar del espíritu de este. Con el pasar de los tiempos el sacrificio de la Misa aparentemente llegó a ser una ceremonia repetitiva carente de todo significado de misericordia y amor que es tan esencial en la Misa.

Conforme el hombre se convertía en un ser más egoísta, perdió todo sentimiento de amor y por lo tanto de toda misericordia. Esto ha sido manifiesto en el Novus Ordo, muy a pesar de presentarse siempre como preocupados por el bienestar social de sus semejantes. Todo lo que podemos ver es una superficialidad y extremadamente egoístas. Ayudan a sus semejantes para que estos los alaben.

Los “tradicionalistas” no son mucho mejor. Aferrándose a la letra de la ley y ceremonias de la Misa son indiferentes ante la misericordia y el amor que son esenciales a la Misa. Aparecen como no “cristianos” que están tan cerrados e insensibles a sus semejantes que se llaman a si mismos “tradicionalistas”. La cumbre de la hipocresía clamando sujetarse a la verdadera Misa, actúan directamente en contra del espíritu de Esta. Por lo menos, el Novus Ordo tiene la decencia de desarrollar una nueva liturgia para remplazar a la Misa y es más constante en mantener su espiritualidad superficial y auto-indulgente.

La misericordia es el mayor acto del amor, porque cuando practicamos la misericordia sacrificamos, incluso, nuestro amor propio. Entregamos nuestro tiempo, energía, dinero, etc. También dando nuestro propio ser para ayudar a quien lo necesite. Hacemos esto no con el fin de ser recompensados ya sea de manera monetaria o en honores, sino por el amor a Dios, luego entonces por el amor a nuestro prójimo. Es comparativamente fácil, dar algo que no necesitamos a queremos, pero para verdaderamente dar misericordia damos eso que es verdaderamente necesario, nosotros mismos.

La misericordia demanda que nosotros mismos entremos en incomodidades – que hagamos un sacrificio nosotros mismos. Al mismo tiempo la misericordia nos demanda no contar el costo de esta. Hacemos este sacrificio de manera voluntaria y con gusto porque es esencialmente un acto de amor. Esta es la razón por la cual Cristo ha venido a nosotros – para mostrarnos Su misericordia. Esto es lo que Cristo busca de nosotros, quienes deseamos seguirlo y estar con el por toda la eternidad.

Así Sea.