Saturday, September 11, 2010

DOMINGO 16 DESPUÉS DE PENTECÓSTES

12 DE SEPTIEMBRE DE 2010

Queridos Hermanos:

Debemos, constantemente buscar y, recordar que debemos practicar la humildad.

Nuestra naturaleza, caída por el pecado incesantemente nos está cacareando y haciéndonos creer más importantes, de lo que verdaderamente somos. La humildad es la verdad, por lo tanto sólo la posición humilde y el correcto valor de nosotros mismos es lo que debemos siempre buscar.

Todo lo que tenemos y somos nos ha sido dado, podemos decir con San Pablo: “Soy lo que soy por la gracia de Dios”.

Lo único que podemos reclamar como nuestro son nuestros pecados. Así como la oscuridad es la ausencia de luz, de la misma manera, el pecado es la ausencia de alguna virtud o bien, en nosotros. Y en toda verdad, lo único que podemos darle a Dios es regresarle los dones que nos ha dado y que son de Él.

La naturaleza caída por el pecado está constantemente atribuyéndose las cualidades a sí misma. En esto podemos decir que es una mentirosa y una ladrona. Es robar el honor y gloria que le pertenecen sólo a Dios, por hacer el bien en nosotros y, es una mentirosa, nuestra naturaleza caída, porque no somos nosotros los autores o propietarios de nosotros mismos, mucho menos de lo bueno que tengamos.

Pertenecemos completamente a Dios. Esto es lo que nuestra naturaleza caída se rehúsa aceptar. Es aquí donde se inicia nuestra constante lucha en aceptar ser humildes y vivir en la verdad.

Entendiendco correctamento esto, sobre nosotros mismos, somos forzados a ocupar los puestos más insignificantes. Nos humillamos delante de Dios y de nuestro prójimo.

Jesucristo Nuestro Señor nos da el ejemplo perfecto de esto y de lo que debemos hacer. Dios, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, tomó nuestra condición humana, el Creador se convirtió en creatura. Cristo no sólo se convirtió en uno como nosotros, sino que se hizo el más humilde de todos.

Decidió ser hijo de un carpintero, tan pobre que nació en un establo, escogió la muerte más humillante posible. Es decir que siendo El mayor de todos, se convirtió en el más humilde.

Al considerar la vida de Cristo escuchamos Su voz que nos dice:

“Toma tu cruz diariamente y ven sígueme”.

Todo aquel que ama a Dios es seguidor de Jesucristo.

Nadie llega al Padre excepto a través de Su Hijo.

Luego entonces el único camino seguro de obtener el cielo es haciéndonos humildes.

El dolor, sufrimiento y las humillaciones son la herencia que recibe todo mortal.

Tanto ricos como pobres, del mayor al menor, todos habrán de sufrir y morir. No hay forma de escapar a la cruz. Cristo y los santos nos han dado muestra de cómo podemos amar y encontrar el placer y la dulzura de esta, mientras estamos en este mundo y hacer méritos para la gloria eterna en el cielo. Las personas que obran con gran maldad y las que ya están en esta vida condenadas, nos muestran que, independientemente de lo que hagan para evitar el sufrimiento y alejarse de las cruces de esta vida, no encuentran escapatoria. Hagan lo que hagan siempre las tienen acariciándoles el rostro. Y lo que es más terrible, mientras más repudian y tratan escapar de la cruz, más pesada y dolorosa se convierte y en lugar de dejarla por completo, como lo están buscando, se dan cuenta trágicamente que, no solo los ha seguido hasta la eternidad, sino que es muchas veces peor a como era cuando estaban aquí en la tierra y que lamentablemente no podrán beneficiarse con ella al final.

Debemos constantemente luchar en contra de nuestra vanidad y orgullo y para tener éxito debemos voluntariamente y con verdadero amor buscar nuestra cruz. San Pablo les pide a los fieles de Efesios que no se preocupen demasiado sobre sus tribulaciones.

Los sufrimientos y pruebas son para su gloria. San Pablo imitando a nuestro señor Jesucristo estaba lleno de tanto amor que, voluntariamente abrazaba el sufrimiento por la salvación de los demás. Debemos nosotros hacer lo mismo, amar la cruz. El camino seguro para lograr esto es a través de la verdadera humildad. Una vez que entendemos que hemos caído antes de lograr nuestro objetivo, que no hemos vivido como debemos hacerlo, necesariamente debemos encontrar refugio en el único lugar que nos pertenece, el último, la humildad.

No somos mejor que el resto de las personas. Por el contario debemos ser capaces de encontrar las muchas razones, por las que somos peor que ellos.

San Francisco de Asís en cierta ocasión se consideró peor que un criminal que era conducido a su ejecución. No fue una exagerada piedad o falsa humildad, sino la verdad y, podemos entender esto cuando entremos en su manera de pensar y sentir. Si aquel hombre conducido a su justa ejecución, hubiera recibido las gracias que nosotros hemos recibido, probablemente hubiera sido mucho mejor que nosotros, y si nos encontráramos en la posición en que se encontraba este, tal vez, hubiéramos muy probablemente, actuado peor que el. O por el contario tal vez lo que este hombre hizo, sería mucho menos malo que, lo que nosotros hemos deseado o pensado hacer.

Al conocernos a nosotros mismos de esta manera, será más fácil poder ser humildes y buscar los lugares más insignificantes. De esta manera encontramos poca o no dificultad en preferir a los demás antes que a nosotros mismos. Al igual que al Publicano, sabemos que no merecemos nada, pero a la distancia (porque sabemos, sin pecar de ignorancia que, no podemos acercarnos más) elevamos nuestro corazón en oración humilde a Dios suplicando misericordia. “señor ten misericordia de mi, pobre pecador” no tenemos la osadía de pedir más porque en toda justicia sólo merecemos la condenación.

Es en esta humildad voluntariamente aceptada, abrazada de la cruz, que complacemos a Dios. Porque esto es la verdad. Y para tal alma, como esta, no importa que tan grave sean sus pecados o que tan negra se haya convertido su alma, Dios otorga Su misericordia. Limpia su alma, los levanta y los llama amigos. “Amigo, sube un escalón más”.

Es así como el último se convierte en el primero, el más insignificante se convierte en el más importante. El humilde es glorificado.

Así sea.