Saturday, May 7, 2011

DOMIGO 2do. DESPUÉS DE PASCUA

8 DE MAYO 2011

Queridos Hermanos

Existen tres tipos de personas nos dice el evangelio de hoy. El lobo, el mercenario y nuestro Señor, El Buen Pastor.

Toda la humanidad le pertenece a Dios. El es nuestro creador, por lo tanto clama el derecho de hacer con nosotros Su voluntad. En Su infinita sabiduría nos ha dado el libre albedrio para que nosotros de una manera libre y voluntaria acudamos a Él.

Estos son los que lo conocen, lo escuchan y siguen. Ellos lo conocen y El los conoce a ellos.

Dios continúa llamando a toda la creación, de manera especial al ser humano. Son verdaderamente bienaventurados los que escuchan y acuden a Su llamado, son maldecidos por otro lado los que deja este mundo sin siquiera haber respondida a este llamado, o habiéndolo escuchado lo han rechazado.

El primero de estos es el lobo, representa para nosotros los ángeles caídos y sus asistentes humanos que buscan constantemente destruir el rebaño de Cristo. Nos damos cuenta rápidamente de estos ataques y sus tentaciones a pecar, y el escape de la gracia protectora que se encuentra dentro del rebaño de la Iglesia católica. Si ponemos tantita atención veremos cómo estos ángeles caídos utilizan a los humanos para que se conviertan en instrumentos voluntarios. Tenemos muchas ramas de seudo-ciencias, profesando desde la plenitud de su ceguera que no existe Dios y todo sucede por casualidad. Contamos igualmente con seudo religiones diciéndonos que somos nuestros propios dioses y creamos nuestro propio destino y sendero. Contamos con gente de todo tipo de formas de religiones seudo cristianas buscando a toda costa separarnos del rebaño de Jesucristo.

En contra de estos lobos Dios nos ha dado muchas defensas. La gracia de Dios es un buen pastor para nuestra alma, la conciencia que nos ha dado es de igual manera un buen pastor. El libre albedrio que se nos ha dado puede ser o mercenario o pastor. Nos convertimos en nuestro propio peor enemigo cuando decidimos escuchar al demonio y permitimos al lobo entrar, destruir y llevarse lo que le pertenece a Dios.

En este caso nuestro libre albedrio que nos fue dado para protegernos y alertarnos de los peligros huye y pierde su puesto de vigilancia para hacer su obligación y se convierte en un mercenario. Nuestra voluntad pasa a ser buen pastor cuando permanece vigilante y convierte su cuerpo, mente y corazón alimentado de pensamientos y deseos por Dios y Su Voluntad. Es buen pastor cuando escoge el camino de la verdad y bondad sin importar las consecuencias.

Dentro de la Iglesia Católica, el Cuerpo Místico de Jesucristo, encontramos de igual manera pastores y mercenarios en los pastores que Dios ha designado para cuidar el rebaño.

Muchos, tal vez la mayoría, son mercenarios por no defender al rebaño en contra de tantos ataques de inmoralidad. Los lobos han entrado y sugieren que, está bien desobedecer la ley de Dios y condonar cosas como el divorcio, adulterio, “control natal” que no es otra cosa que asesinato de lo concebido y/ o onanismo. Los mercenarios permiten que estos males entren el rebaño y permanecen en silencio y constantemente tienen excusas para permitir que el lobo haga destrozos cada vez mayores. Su amor no es por las ovejas. Les permite hacer lo que quieran y no los corrige porque no quiere “ofenderlos”.

Los mercenarios han confundido a los lobos y a las ovejas y en su intento por salvarlos y mantenerlos unidos, han permitido que el lobo mate y devore una oveja tras otra. Cuando sólo quedan los lobos se engaña a sí mismo creyendo que estos lobos son realmente ovejas. Pero una vez hecho esto, los lobos se atacan entre sí y en contra de los mercenarios porque no son pastores y desean continuar en el camino del asesinato spiritual.

Vemos esto en todas las seudo religiones, donde se permite que el mal entre y crezca. Su número de seguidores crece y se incrementa no por la gracia de Dios sino porque le dan la bienvenida a todos los lobos. Ya no son un rebaño sino una jauría de lobos. Su bien cubierto disfraz de cristianos les permite engañar a los demás y en muchas ocasiones engañarse a sí mismos.

El pastor que realmente ama sus ovejas se pone de pie y examina su rebaño para expulsar a las incorregibles o contagiosas de maldad que puede daña al resto del rebaño, estas son las ovejas que deben ser expulsadas y no permitírseles convivir con los demás, el pastor hace esto no porque odia a las que debe excomulgar, sino porque las ama y busca que se den cuenta del peligro en que se encuentran, para que se arrepientan y dejen de ser lobos y se conviertan nuevamente en ovejas. Aún si el rebaño queda reducido a un puñado, el pastor sabe que es mejor tener un grupo reducido de buenas ovejas en lugar de una gran multitud de lobos cubiertos con piel de ovejas.

Jesucristo nuestro Señor es el Buen Pastor y sus verdaderos ministros lo imitan a Él y no a los mercenarios

Así sea