Saturday, July 2, 2011

DOMINGO TERCERO DESPUÉS DE PENTECOSTES

3 DE JULIO DE 2011

Queridos Hermanos:

El introito del día de hoy inicia con la idea de sentirse uno solo.

“Vuélvete a mí y ten de mí piedad, que estoy solo y afligido, ensancha mi angustiado corazón y sácame de mis estrechuras” (Salmo 24, 16.18)

Este pensamiento tienta a muchos files en el mundo de hoy. Se sienten solos en este mundo al encontrarse rodeados de tantos paganos, judíos, herejes y cismáticos. Es una situación difícil, el mundo actual, para poder ser verdadero cristiano (católico)

Además de la gran mayoría pagana, judíos y protestantes debemos agregar una mezcla más de muchos modernistas del Nuevo Orden y de los cismáticos “católicos tradicionalistas”

San Agustín dice que nosotros como el grano parece perdido en el montón de paja. En la trilla parece que sólo hay paja y ningún grano. Lo mismo sucede con los católicos, vemos todos los no creyentes y falsos católicos y nos parece que somos sepultados en medio de todos ellos. Una vez que la mano es puesta entre el montón, podemos darnos cuenta que hay más grano del que vemos a simple vista. Soplamos un poco mas y vemos que la paja es hecha a un lado y vemos un poco mas de grano.

Por lo tanto debemos perseverar y ser pacientes, aun si creemos ser los únicos. Un verdadero católico nunca se debe sentir solo. Somos miembros del Cuerpo Místico de Jesucristo. Somos miembros de la Iglesia y como tales nosotros, la Iglesia Militante estamos siempre unidos a la Iglesia Triunfante y a la Iglesia Purgante. Estamos siempre en unión espiritual con los demás miembros del Cuerpo Místico de Jesucristo (la Iglesia) y siempre estamos unidos con nuestros ángeles guardianes.

Además y muy aparte de todo esto, Dios siempre está presente en nosotros. Podremos ser negligentes en acordarnos de Él, pero Él nunca nos olvida. Nunca nos pierde de vista. Es más diligente que el hombre que perdió su oveja y deja a las demás por acudir a la buscar a la extraviada o como la mujer que perdiendo una moneda deja todo lo que está haciendo para barrer y buscar lo que perdió.

Dios desea que nos salvemos y siempre está utilizando los medios necesarios para acercarnos y dirigirnos a la felicidad eterna: En algunas ocasiones seduciéndonos con la felicidad futura, en ocasiones con amonestaciones suaves, con sufrimientos en esta vida, y frecuentemente con el castigo eterno, en el infierno. Todo lo que nos sucede es o bien porque Dios lo permite o lo desea. En cualquiera de estos casos, es capaz de llevarnos y unirnos más a Él, por lo tanto a la salvación y felicidad. Lo único que detiene a Dios de lograr Su cometido, es nuestra voluntad perversa y obstinada en el mal.

Una vez que hemos realmente entendido y creemos que Dios no sólo nos ha creado sino que además nos ama, entonces es cuando podemos hacer a un lado nuestros tontos temores y preocupaciones por estar solos. Él no nos abandona ni abandonará, somos nosotros los que lo hacemos. Al separarnos de nuestro Dios y Padre amoroso nos encontraremos con el Justo Juez.

Debemos entender que mientras estemos vivos Dios no nos ha abandonado y rendido ante nosotros. Siempre está buscando la forma de salvarnos. Seremos y estaremos verdaderamente perdidos cuando seamos arrojados por toda la eternidad al Infierno.

San Pedro nos dice en la Epístola de Hoy que debemos resistir al demonio.

“sabiendo que cuantos hermanos nuestro hay en el mundo padecen las mismas cosas” no estamos solos en este sufrimiento, todo verdadero católico debe sufrir, todos debemos pasar por el sentimiento (pensamiento) de estar perdidos o abandonados, y es en estos momentos que debemos sujetarnos y renovar nuestra fe entendiendo que estos pensamientos y sentimientos también son tentaciones y nunca estamos solos en nuestros combates.

Continua san Pedro diciéndonos: “Después que padezcáis un poco, os perfeccionará, fortificará y consolidará”

Escuchemos la voz del Pastor cuando llama (a la oveja perdida) clamemos en toda humildad, para poder ser encontrados dignos de recibir Su gracia y beneficiarnos de nuestra situación. No seamos desanimados al ver que nadie más busca ser mejor católico ni tampoco envidiemos a los perversos en su desordenada búsqueda de sus pasiones y lujuria, sino que debemos tener constantemente en mente que no estamos solos ni somos abandonados por Dios.

Dios todo lo sabe y todo lo ve y puede hacer todo. Quiere, si nosotros lo permitimos, salvarnos y llevarnos a Él por toda la eternidad.

Así sea